Que los bancos hacen todo lo que se les ocurre para sacar los cuartos a sus clientes no es algo nuevo, pero he aquí una prueba contada por alguien que trabaja en uno de ellos: calculan como si un año tuviera 360 días de cara a pagar los intereses, pero usan 365 días de cara a cobrar los intereses. Muy ingenioso, apenas detectable y una diferencia a favor de la banca de casi el 1,5 por ciento más o menos.
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