#2 Lo extendería a juegos educativos, también los típicos de dar vueltas corriendo en equipos y todo esto.
Es que los jóvenes no saben jugar bien de forma innata, muchas veces acaban haciendo tonterías porque nadie tenía una propuesta de juego interesante.
Esta historia es real como la vida misma.
Cuando mi madre empezó a ponerse torpona por la edad, mi hermana y yo llamamos a una vecina/amiga desempleada para que le echara una mano en las tareas del hogar.
Esta mujer tenía 2 hijos imberbes. Uno era modélico en todo, pero el otro era un demonio digno de aparecer en hermano mayor, pero tenía muchísimo interés en el tema OVNI, lo mismo que yo.
De vez en cuando venía a casa a acompañar a su madre y siempre que coincidía que yo estaba allí se pasaba las horas conmigo en mi habitación preguntándome y hablando sobre marcianos, platillos, aliens, etc.. pero un día, cansado yo de tanta pregunta pueril le saqué el tablero y le enseñé a jugar.
Como quiera que fuese, el niño se tomó como un reto vencerme, cosa que yo alentaba dejándole muchas veces con la miel en los labios.
La primera vez que "me dejé" hacer tablas se puso a pegar botes.
La madre, aconsejada por mí, le llevó al club de ajedrez de la ciudad, vieron el potencial que tenía y le hicieron socio.
A raiz de esto su comportamiento en el colegio cambió drasticamente; de la noche a la mañaya empezó a prestar atención en clase, a llevarse bien con compañeros y profesores y a sacar unas notas estupendas.
Hoy tiene novia, un trabajo, buenas compañías y me consta que sigue jugando al ajedrez.
Comentarios
Yo quitaría religión y pondría ajedrez.
#2 Lo extendería a juegos educativos, también los típicos de dar vueltas corriendo en equipos y todo esto.
Es que los jóvenes no saben jugar bien de forma innata, muchas veces acaban haciendo tonterías porque nadie tenía una propuesta de juego interesante.
#2 yo también, pero quitaría todas, no solo la católica
#2 yo pondria clases de bachata
Esta historia es real como la vida misma.
Cuando mi madre empezó a ponerse torpona por la edad, mi hermana y yo llamamos a una vecina/amiga desempleada para que le echara una mano en las tareas del hogar.
Esta mujer tenía 2 hijos imberbes. Uno era modélico en todo, pero el otro era un demonio digno de aparecer en hermano mayor, pero tenía muchísimo interés en el tema OVNI, lo mismo que yo.
De vez en cuando venía a casa a acompañar a su madre y siempre que coincidía que yo estaba allí se pasaba las horas conmigo en mi habitación preguntándome y hablando sobre marcianos, platillos, aliens, etc.. pero un día, cansado yo de tanta pregunta pueril le saqué el tablero y le enseñé a jugar.
Como quiera que fuese, el niño se tomó como un reto vencerme, cosa que yo alentaba dejándole muchas veces con la miel en los labios.
La primera vez que "me dejé" hacer tablas se puso a pegar botes.
La madre, aconsejada por mí, le llevó al club de ajedrez de la ciudad, vieron el potencial que tenía y le hicieron socio.
A raiz de esto su comportamiento en el colegio cambió drasticamente; de la noche a la mañaya empezó a prestar atención en clase, a llevarse bien con compañeros y profesores y a sacar unas notas estupendas.
Hoy tiene novia, un trabajo, buenas compañías y me consta que sigue jugando al ajedrez.
#8 un golondrina no hace verano.
Gambito de ESO..
En esta época de redes sociales, hay que saber enrocarse.
#1 Y dar jaque mate al rey
Los juegos como herramientas educativas...
#3 Jugar es la mejor manera de aprender. Al margen de esto, el ajedrez no es un simple juego. Es además deporte, ciencia y arte.