Si bien estamos ante un ejercicio de clasicismo a la vieja usanza, Lee ha prescindido de la falsa moral que impedía a Cary Grant y a Ingrid Bergman refocilar como descosidos, dando rienda suelta a su atormentado amor. Y, así, la protagonista de “Deseo, peligro” utiliza no sólo sus dotes de seducción, sino las bondades de su cuerpo esplendoroso y la fogosidad de su alma juvenil para conseguir enamorar a ese colaboracionista chino con aspecto de duro, insensible e impávido.
|
etiquetas: deseo , peligro , ang , lee