Un grupo de investigadores de la Universidad Uppsala en Suecia ha construido una batería flexible utilizando dos ingredientes comunes y de bajo coste: celulosa y sal. Esta batería, recargable y de bajo peso, utiliza finos trozos de papel—láminas prensadas de fibras de celulosa entrelazadas—como electrodos, mientras que una solución salina hace de electrolito.
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