La mayoría de los microorganismos tienden a transmitir sus genes a la siguiente generación de su propia especie. Pero ese movimiento de genes entre organismos no relacionados era considerado un proceso casi excepcional, algo que ocurría excepcionalmente en organismos muy simples. Científicos han desmontado esta teoría al descubrir una copia del genoma completo de la bacteria en el interior de la mosca drosophila, su anfitrión. La mosca posee la información genética de dos especies completamente diferentes.
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