Hace 4 meses | Por Malinowski a eldiario.es
Publicado hace 4 meses por Malinowski a eldiario.es

El porcentaje de población con estudios básicos se dispara en los barrios más pobres, el último eslabón de un círculo que se repite generación tras generación y que recorta las oportunidades de las familias con menos recursos

Comentarios

c

Me sorprende que queden lerdos que se crean el discursito del esfuerzo y la meritocracia.

Y, evidentemente, tampoco nos faltará el testimonio de algún meneante/a hijo de obreros humildes, explicando que gracias a su esfuerzo y tesón ahora tiene una carrera y un buen sueldo. Como diciendo que quien no lo consigue es porque no se esfuerza lo suficiente.

Anomalocaris

#1 Normalmente quienes más se llenan la boca con la palabra meritocracia son los que menos se tienen que esforzar para llegar a una buena posición social. Hijos de papá cuyo concepto de meritocracia es tirar de contactos.

OniNoNeko_Levossian

#1 la meritocracia y el esfuerzo funcionan, pero como una lotería perversa, cuanto más abajo en la escalera social estás, menos valen los boletos que compras, y cuanto más arriba, es como si hubieras comprado la mayor parte de los números.

Si no te esfuerzas difícilmente vas a llegar a nada, a menos que tengas todos los números de lotería heredados de tus padres.

B

No sé. Yo a este artículo, si tenemos en cuenta los altos estándares éticos e intelectuales de Menéame, le noto un tufillo aporófobo, porque, al insinuar que la pobreza es algo malo o negativo, está dejando en mal lugar a todas esas personas, éticas e inteligentes, que, en ejercicio de sus legítimos derechos, consideran que la pobreza, la precariedad y la desigualdad inmerecidas son circunstancias tan estupendas como para incluso hacer nacer, y criar, a sus propias proles en ellas, a que sus proles también les agradezcan esa pobreza, esa precariedad, esa desigualdad inmerecida, ese capitalismo y esa monarquía tanto como esas personas progenitoras los agradecen a sus padres.

El que es pobre es porque quiere votar capitalismo, monarquía y pobreza, con sus votos y con su prole.

Tan respetable es la persona que no quiere hacer nacer a sus hijos en la pobreza porque está mejor no viendo a sus hijos sufrir la pobreza, como la persona que considera estupendo hacer nacer a sus hijos en la pobreza porque elige considerar que la pobreza es estupenda, o porque quiere pensiones o tiene intereses personales que considere más importantes que el bienestar de sus hijos. Que tú o yo consideremos que la pobreza es horrible para los hijos no quita el derecho a otras personas de considerar lo contrario. Si una persona considera que la pobreza es estupenda y quiere que haya más gente en ella y por eso hace nacer a sus hijos en la pobreza, está en su derecho y no es asunto nuestro.

Y es que el libro de los gustos está en blanco, y la convivencia en una sociedad civilizada debe consistir en que sepamos respetarnos los unos a los otros las costumbres, culturas, derechos, preferencias económicas, criterios progenitores y principios éticos de cada cual, aunque puedan ser muy diferentes a los nuestros. A unos puede parecerles que hacer nacer a sus hijos en la pobreza o la precariedad es estupendo y muy ético; a otros puede parecerles que maltratar animales innecesariamente también es estupendo y muy ético; a otros pueden parecerles que atracar bancos, asesinar personas, o la pornografía infantil también son estupendos y muy éticos; a cada uno de nosotros pueden parecernos que son estupendas y muy éticas las cosas que sean; a los legisladores pueden parecerles estupendas y muy éticas las cosas que sean; estamos en un mundo de diversidad ideológica, mutuo respeto y civismo.

Además, los pobres ya tienen que sufrir la pobreza. Sería inhumano negarles encima el derecho de ver a sus hijos sufriendo también la pobreza.

Así que no permitáis que estas noticias aporófobas desvíen vuestra atención y vuestra ética: no renunciéis a pegaros el gustazo de generar otro baby boom para hacer nacer a vuestras proles en la pobreza o la precariedad, y entregarlas al capitalismo y a la monarquía. Porque la natalidad y las pensiones lo necesitan, y porque aunque en un primer momento quizá podría pareceros mal hacer nacer a vuestras propias proles en la pobreza o en la precariedad, cuando vuestras proles alcancen la mayoría de edad también se volverán defensoras del derecho de hacer nacer a sus propias proles en la pobreza, en la precariedad, en el capitalismo y en la monarquía, a que estos hijos suyos (vuestros nietos) les agradezcan todas estas cosas, en forma de pensiones, tanto como vuestras proles os las agradecerán a vosotros, en forma de pensiones, y tanto como vosotros las agradecéis a vuestros padres, en la misma forma. Así que no hay ningún problema con que hagáis nacer a vuestras proles en la pobreza, en la precariedad, en el subdesarrollo, en el capitalismo y en la monarquía, porque vuestras proles os lo agradecerán, en forma de pensiones.

Y recordad que cuando hacéis nacer a vuestras propias proles en la pobreza y la precariedad, no serán los ricos, el capitalismo y la monarquía los que se estén riendo de vosotros, sino que seréis vosotros los que os estaréis riendo de ellos.