Utilizar el aceite recalentado es una práctica muy habitual en muchas cocinas españolas, y cuyas consecuencias -para la salud- pocas personas conocen realmente: produce ácidos grasos trans (que predispone a padecer infartos), genera acrilamida (uno de los principales agentes cancerígenos y tóxica para el cerebro), y predispone a padecer enfermedades neurodegenerativas, hígado graso, cirrosis hepática, hipertensión, obesidad y diabetes.
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