Con el nacimiento del primer hijo cambia el uso del tiempo de madres y padres de forma desigual: mientras ellas reducen horas de trabajo remunerado para dedicarlas a cuidados y tareas domésticas, ellos apenas modifican su tiempo en casa. Un estudio muestra que las huellas de la especialización familiar aprendida en los primeros años —ellas en casa, ellos fuera— permanecen incluso cuando los hijos han dejado el nido. Las madres dejan de hacer la cama a los hijos… pero siguen siendo las “gestoras del hogar”.
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muestran que, aunque las madres se reincorporan al empleo cuando los hijos se hacen mayores, la brecha salarial apenas se reduce, porque los salarios de los padres continúan aumentando.
Y no me cabe duda de que cuando vuelva a la normalidad no va a alcanzar mi nivel salarial actual.