Corría el año de nuestro señor de 2004, tras la mala experiencia del año pasado con ciertos bichitos que también habitaban el colchón que hay en el cortijo. Decidí qu este año cambiaba de aires, para hacer digamos un poco mas confortable las noches de observación de la lluvia de estrellas. Era una noche agradable en mi casa, no había nubes, todo prometía. Hasta que la pesadilla de todo astrónomo aficionado se materializo.
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