Ahora va a resultar que algún iluminado se ha empezado a empercatar de que el gobierno de la nación (de la de ahora) utiliza un sistema de escucha telefónica sin prestar mucha atención a lo que debería ser el derecho civil y la privacidad individual y ciudadana. Y yo, que soy malpensante por naturaleza, me pregunto para qué leches compra un gobierno de la nación (de la de antes) un artilugio como SITEL si no es para escuchar de manera sibilina lo que se dice en corrillos y a sotto voce.
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