Con 81 años, Sacks, londinense pero afincado buena parte de su vida en EEUU, es uno de los neurólogos más importantes del siglo XX y XXI, principalmente por su maestría a la hora de llevar al gran lector el tema de las enfermedades neurológicas no solo desde el punto de vista científico y médico, sino desde la perspectiva del paciente y cómo viven ellos esa alteración de su cerebro. Relacionada: Carta de despedida de Oliver Sacks [EN]
Él nos demostró lo difícil que es distinguir entre la alucinación, la percepción errónea y la ilusión. Nos enseñó algunas de las limitaciones de la ciencia sin caer en el maniqueismo ni en desprestigios o los juicios absolutos a los que vivimos tan acostumbrados si entramos a menudo en la red.
Nos transmitió siempre su faceta más humana sin perder nunca su lado más profesional. Y ahora nos la vuelve a mostrar.
Me quito la mujer, digo el sombrero ante su sencillez. Me alegro de haber vivido en su tiempo y de haberle conocido por sus escritos y por lo que inspiró a tantos, dr. Oliver Sacks.
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Él nos demostró lo difícil que es distinguir entre la alucinación, la percepción errónea y la ilusión. Nos enseñó algunas de las limitaciones de la ciencia sin caer en el maniqueismo ni en desprestigios o los juicios absolutos a los que vivimos tan acostumbrados si entramos a menudo en la red.
Nos transmitió siempre su faceta más humana sin perder nunca su lado más profesional. Y ahora nos la vuelve a mostrar.
Me quito la mujer, digo el sombrero ante su sencillez. Me alegro de haber vivido en su tiempo y de haberle conocido por sus escritos y por lo que inspiró a tantos, dr. Oliver Sacks.