Se puede demostrar que la materia no llega a tocarse nunca, aunque nuestros sentidos perciban el contacto. Los átomos tienen electrones en su superficie, con carga negativa. Por tanto si acercamos dos objetos, aparecerá una fuerza de repulsión entre ambos. Si se llegaran a tocar, la distancia entre ellos sería cero y aplicando la fórmula de la ley de Coulomb obtendríamos un valor de la fuerza infinito.
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