Mil euros por un kilo de angulas. Ése es el precio que tendrá que pagar el que quiera comer el codiciado alimento estas Navidades. Nunca se había pagado tanto, y de hecho su alto precio las ha hecho desaparecer hasta de las pescaderías más selectas. El que quiera darse el capricho tendrá que hacerlo bajo encargo. La angula es como un tesoro: no se encuentra y cuando aparece lo hace con un precio desorbitado. «No hay ni una angula desde hace dos semanas, ni viva ni muerta», comentó ayer una intermediaria de la rula de San Juan de la Arena.
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