El chófer de la ministra alemana de Salud, Ulla Schmidt, recorrió l2.600 kilómetros para llevarla a Alicante, para pasar sus vacaciones, y saltó a la luz el suceso porque les robaron el coche. Aunque la oficina de auditoría la absolvió de irregularidades y confirmó que el viaje se pagó legalmente, el escándalo político fue intenso, 2 meses antes de las elecciones. Schmidt se defendió alegando que también atendía asuntos oficiales durante el viaje y que era más económico que alquilar un coche. Tras dimitir, fue reincorporada por Steinmeier
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