Detrás de una llamada de teléfono, una visita a domicilio o un regalo aparentemente inofensivo se puede esconder una auténtica estafa, que termina esclavizando a las 'víctimas' a pagar una mensualidad durante más de dos años. Según se denuncia desde asociaciones de consumidores y la Oficina Municipal de Consumidor (Omic) de Huelva, la población jubilada se está convirtiendo en la presa de empresas comercializadoras.
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