El artista español descubrió en el norte de África una nueva forma de ver y pintar. Su paso por Marruecos dejó huellas en su obra y en la historia del arte orientalista.
Fortuny pintaba tan bien que es frustrante intentar imitar esa soltura increíble. La imagen de la miniatura es un cuadrito minúsculo, parecido a un A5. Y sin embargo es perfecto.