[Ni cuando el Lunik II soviético llegó a la Luna en 1957, ni cuando el astronauta estadounidense Neil Armstrong puso un pie en el satélite, el 21 de junio de 1969, la URSS o los Estados Unidos tuvieron la más mínima intención de reivindicar la soberanía sobre aquél inhóspito territorio. Se conformaron con colocar la clásica banderita. Pero no habría sido lo mismo, si en Naciones Unidas no se hubieran ocupado del tema, cambiando revolucionariamente el Derecho Internacional y la historia de la humanidad con un par de resoluciones: las 1721 y 1962
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