A los que todavía soñamos con subir a un ochomil, se nos quitan las ganas al leer cosas así: De lujo estaban los clientes de una expedición comercial en su tienda salón. Barra de bar con sus taburetes, alfombras atigresadas, estufas de gas, televisión de plasma con “home cinema”, biblioteca, tumbonas… Xavi Arias, alpinista catalán, fue a hacerles una visita algún día durante su expedición al Lhotse que escaló el 20 de mayo con Gerlinde Kaltenbrunner, Ralf Dujmovits, Hirotaka Takeuchi y David Göttler...
Comentarios
Lamentable
#3 Yo, hasta ahora, he considerado el alpinismo como un deporte (extremo, si quieres). Además, por la dureza de la "prueba" siento verdadera admiración por la gente que es capaz de subir hasta allá arriba por sus propios medios. Que la gente suba con oxígeno, pase; que les suba la botella de oxígeno un sherpa, mal, y que suban en un 4x4 o en helicóptero es, desde mi punto de vista, totalmente inadmisible. No se trata de sufrir porque sí pero subir allá arriba con todo tipo de lujo y comodidades desvirtúa y le resta muchísimo valor, sino todo, a la escalada.
Aparte de esto, aunque sólo sea por preservar el entorno natural, las autoridades deberían prohibir llegar hasta estos enclaves con todo aquello que no sea estrictamente necesario para la escalada y aquello que los alpinistas no puedan retirar a la vuelta.
No es por ser purista pero, vamos, si yo no soy capaz de subir caminando hasta allá arriba no voy a pedir que me lleven en volandas. Prefiero no subir que subir así.
Ole la ética católica del sufrimiento ¿Qué tiene de malo que alguien que paga 35.000 euros por subir un monte pueda ver una peli antes de la ascensión?
No, en serio, ¿qué tiene de malo?
Entonces, segun tú, ¿ponemos una antena parabólica en la cima del Everest?
Se perdió el espíritu