“Hola, vengo por lo del anuncio”, dice alguien en el mostrador de recepción de la Warner (no el parque de atracciones, claro, sino la sede de la discográfica en Madrid, en la antigua Estación del Norte). Giramos la cabeza y divisamos la inconfundible e interminable silueta de Loquillo, con traje negro, gafas oscuras, media sonrisa y ese tupé que tantos de su quinta envidiarán y que le suman los pocos centímetros que le faltan para llegar a los dos metros de altura.
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Y sospecho que detrás del no voy a hablar de política, el día que lo haga, dará miedo ver en que se ha convertido.
Por cierto me encanta cuando dice que en otros países va gente de varias generaciones a los conciertos y en España esto no pasaba, pero ahora empieza a pasar. A lo mejor lo que pasaba es que antes no tenía 64 años y ahora sí.
#1 He pensado lo mismo. Ya denota que él va de por encima de los demás. Él es de otra casta.
Escuchar? Si.
Pensar individualmente? Mejor.
Hay que ser críticos y no hablar por boca d ganso.
También se mojan los de extrema derecha,los violentos. No lo olvidemos.
Los " altavoces" mueven a "rebaños" si los individuos no están bien formados e informados.
Ser famoso no da ninguna garantía de nada. La mayoría son flautistas....
(La versión de Rock and Roll Star con Leiva es...horripilante cuanto menos).