Los autores precisan que, salvo en el franquismo que se robaron hasta 30.000 hijos a las presas políticas, en España desde la década de los 50 a finales de los 80, que es cuando se produce estos hurtos, no existe una trama organizada como tal que se encargara de quitar los recién nacidos a unas mujeres para dárselos a cambio de dinero a otras familias sin descendencia y que en gran parte de los casos los causantes no se movían por dinero. La raíz de esta espeluznante realidad era de tipo ideológico: ultraconservador y católico
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