Hace 7 años | Por bomowski a jotdown.es
Publicado hace 7 años por bomowski a jotdown.es

Julián Carrón (Navaconcejo, 1950) realizó sus estudios teológicos en el Seminario de Madrid y fue alumno titular de L`École Biblique et Archéologique Française de Jerusalén. Es ordenado sacerdote en 1975 y al año siguiente se licencia en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, con la especialidad en Sagrada Escritura. En 1984 obtiene el doctorado en Teología en la Facultad de Teología del Norte de España, en Burgos. Es profesor en el Instituto de Teología, Ciencias Religiosas y Catequéticas San Dámaso y profesor ordinario de...

Comentarios

D

Yo tengo un problema cuando alguien a quien no he llamado viene a decirme que tengo problemas

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#9 Okis, disculpa, pero si vas a extractar del artículo en un comentario, mejor si usas la cursiva o las comillas.

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#10 lol ok tomo nota

S

Ya ya, pero cuando les dices que Dios no existe no hacen caso de esa frase.

D

#3 lol

dphi0pn

«Los problemas no nos los crean los otros, los otros nos hacen conscientes de los problemas que tenemos» La excusa perfecta para seguir jodiendo a todo cristo!!!! Oye no te estoy jodiendo, te estoy haciendo consciente nada más... En fin... Sectas, alejarlas por favor!!!

D

Cuando estuve presentando el libro La belleza desarmada en Brasil, me acompañaba un juez que me contó que hacía unos años tuvo que juzgar a una persona por un delito, la condenó y, cuando le comunicó la sentencia, esta le dijo: «Mire, señor juez, yo no estoy preparado para ir a la cárcel». Y le dijo: «Lo siento, nadie está preparado para ir a la cárcel. Usted ha cometido un delito y si no presenta recurso tiene que ir a la cárcel». A lo que respondió él: «No niego el delito ni discuto la pena, pero tengo tal lío en mi familia que, si no arreglo algunas cosas antes de entrar en la cárcel, será todavía peor. Si usted me concede diez días, podré arreglar algunas cosas en mi familia y después cumpliré la condena». El juez se quedó asombrado y le dijo: «Viendo la sinceridad de su posición, le concedo treinta días». Al cumplirse los treinta días el condenado se presentó ante el juez. El juez estaba tan asombrado que, en vez de mandarle a la policía para que lo esposaran y lo llevaran a la cárcel, le dio la dirección de la cárcel para que él fuera con sus propios medios a cumplir la condena. Podemos pensar que este modo de actuar es ingenuo, pero, de hecho, en Brasil hay un sistema de cárceles donde no hay policías. No podemos pensar que esto es ingenuo: estas cárceles han bajado el porcentaje de reincidencia del 80%, que se da en las cárceles normales, al 15%, y todo por el hecho de desafiar el corazón del hombre, como ha hecho este juez. Esto nadie se lo cree, pero los datos están ahí.

D

#4 Has dado en el clavo. Yo al menos no me creo tus datos sin una fuente. Te diría que no hay reincidencia porque de una cárcel brasileña es difícil salir vivo, ya que los policías y funcionarios no aparecen hasta que hay que recoger cadáveres.

D

#6 de acuerdo contigo, pero lo que más me ha llamado la atención y que si me puedo creer es la honradez del reo y el buen juicio del juez.

D

#7 Entiendo que es posible, pero comprende que sea difícil de creer, jeje. Personalmente, si fuese el juez no me la jugaba, ni por mi ni por los que le puedan tener que sufrir fuera, pero claro que yo no tengo el caso concreto en la mano... porque sí es cierto que cada caso en un mundo.

¿Eres Julián Carrón? Porque sino, no sé que hacías presentando tú su libro...

D

#8 noo! He leído el artículo y he querido resaltar esa anécdota.
Lo siento no volverá a ocurrir, no volveré a ir más allá del titular.