Aunque en nuestro país sea difícil comprobarlo en multitud de sectores -sobre todo en la energía-, la competencia tiene el efecto de bajar los precios. Intel está comprobando dolorosamente en sus carnes este postulado básico del liberalismo: el feroz ataque de AMD a sus principales mercados le ha obligado a bajar los precios radicalmente, con consecuencias desastrosas para su cuenta de resultados.
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