Durante más de 50 años y después de muerto, Alan Turing fue considerado un criminal. Se suicidó dos años después de ser condenado a la castración química por su orientación sexual, y desde entonces pocos se rebelaron contra su injusto y homófobo castigo. Hasta que muchos años más tarde un programador desconocido quiso limpiar públicamente la imagen del padre de la informática. Esta es su historia.  
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