(c&p): Lo que este texto pone de manifiesto es que los romanos eran un poco (como diríamos hoy en día) sobradillos, y que parte de su éxito se debió a su innata prepotencia y convencimiento de su superioridad. La tesis de este texto es evidente: Si la historia de Atenas es brillante, lo es más por la grandeza de sus narradores que por la de los hechos en sí. En Roma en cambio los grandes hombres se han dedicado a los hechos, no a ponerlos por escrito, por ello, aunque las crónicas no sean tan brillantes, sí lo son los hechos y obras realizadas
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