Por la sentencia arbitral del 15 de enero de 1475 se anunció que cartas, pregones, monedas y sellos llevarían los nombres de Isabel y Fernandoi, anteponiendo el de éste según costumbre de la Cristiandad; sin embargo, las armas de Castilla siempre precederían a las de Aragón. Los homenajes de las fortalezas castellanas serían rendidos a Isabel, a la que también se le entregarían sus rentas. Su marido podía administrar justicia y nombrar corregidores en tierra castellana junto con ella.
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