En España el punto de partida sigue siendo decisivo para el punto de llegada. La posibilidad de ascender socialmente depende, en gran medida, del nivel cultural y económico del hogar de origen y, en menor medida, del esfuerzo o talento individual. Solo economías como Bulgaria (50 %) superan esas cifras de forma clara, reflejando la magnitud de las barreras estructurales en ciertos países del Este. En contraste, en el extremo opuesto se encuentran Islandia (11 %), Dinamarca (13 %) o Finlandia (15 %).
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