El caso del grancanario Juan Andrés Godoy Rivero tiene completamente aturdidos a los neurocirujanos de Canarias. Según los médicos, este joven grancanario, de 37 años de edad, sufre una malformación arterovenosa en el tálamo que produce una muerte inmediata e irreversible a todo aquel que lo padezca. Sin embargo, ninguno se explica cómo Juan Andrés, no sólo sigue vivo, sino que tiene sus facultades mentales en perfecto estado.
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