Todo hace indicar que dichas misivas, en las que figura el anagrama de la organización terrorista ETA y en las que se realizan graves amenazas a los empresarios, son falsas y responden a un intento de extorsión por parte de uno o varios delincuentes comunes. Los destinatarios de las misivas han sido un hombre y una mujer, sin que hayan trascendido más datos sobre sus identidades y sobre las actividades de sus respectivos negocios. Eso sí, la cantidad exigida a ambos ha sido la misma: 15.000 euros.
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