Hace unas semanas, en Miami, un ciudadano estadounidense judío disparó sobre dos hombres, un padre y un hijo, tras tomarlos por palestinos (porque eran morenos y parecían árabes). Un caso de racismo blanco ordinario. La ironía de la historia es que resultaron ser israelíes de origen árabe, “Mizrahim”. Pero lejos de expresar empatía con quienes representaban ser, las victimas protestaron por una agresión “antisemita” sobre sus personas.
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El mismo cuento dia si y dia tambien.
Una pena que no se los llevara por delante, y luego la policia abatiera al otro.
Habria quedado un mundo con tres pedazos de mierda menos.
¡Gracias, #0!