Como en las manifestaciones públicas que vemos en imágenes de ciudades de otros países, unos pocos ciudadanos nos dimos cita a las 8:30 de la mañana para despedir, como se merece, a Germán de la Garza, el delegado que hizo de la ineptitud, la corrupción y la indiferencia a sus representados, su manera de gobernar.
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