Hay que hacer con ella como con los niños. Imagína que entras en su cuarto, está todo revuelto y le dices que recoja todo, que si no, no sale al parque". En un primer momento, el niño le dirá que no quiere hacerlo y romperá a llorar para evitar el castigo. Entonces, el adulto lo que tiene que quedarse callado un rato hasta que acabe de llorar: "Cuando haya terminado, le vuelves a explicar que tiene que recoger la habitación y, ya de paso, que responda a la pregunta de por qué la Universidad Complutense ha pedido un crédito para financiarse.
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Todos lo aceptan (o aceptaban) como lo que es, lo normal.
Aquí se le repite una pregunta a un político y el periodista ya está marcado de por vida como del lado opuesto.
El estercolero en el que ha convertido ésta derecha al periodismo.