Corea del Sur y Japón no están dispuestos a permitir que se quiebre la frágil paz de la península. Seúl y Tokyo en estado de alerta máxima. Si el régimen de Kim Jong II realiza su test nuclear se abrirán viejas heridas, especialmente con Japón, un país que sigue reivindicando a sus combatientes de la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos considerados "criminales" por Occidente.
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