El alcalde Willard C. Ryland buscó en todas partes la salvación para su pueblo moribundo. Intentó atraer a una empresa de empaquetamiento de verduras, a una planta procesadora de carpa asiática y a una tienda de una cadena que vende artículos baratos. Pero fracasó una y otra vez. Luego llegó la marihuana, y la esperanza.
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Ahora siguen en el paro, pero pasan de todo.