Parece un hecho evidente: la CEOE ha hecho lo posible por impedir un acuerdo en el marco del llamado "diálogo social". Es previsible entender que ha orientado su conducta sobre la base de una valoración previa en la que no existen costes relevantes de la misma. Puede incluso aventurarse que la CEOE entiende que su decisión de boicotear el pacto social no tendrá ninguna repercusión negativa, ni en términos de opinión pública ni desde el punto de vista político ni, en fin, desde la perspectiva social.
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