Estuvo diez minutos eternos sentado en la acera con una pierna rota hasta que alguien se paró a socorrerlo. El niño, de 11 años, había sido atropellado por un taxi. Según denuncia la familia del menor, el conductor que lo arrolló se ofreció a llevarlo al hospital, pero a unos 200 metros cambió de idea y le pidió que se apeara del vehículo. «Lo dejó tirado en la calle, como un perro», se queja amargamente la madre del pequeño.  
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