Ni virus, ni bacterias, ni pesticidas, ni cambio climático. El culpable de la 'muerte' de las colmenas es el misterioso microsporidio "Nosema ceranae", un miembro de los microsporidios descubiertos por Pasteur en el siglo XIX. Es un hongo unicelular que ha reducido su tamaño y su genoma al mínimo para adaptarse a una vida discreta dentro de las células de la abeja y que fue descubierto por un laboratorio español hace tres años.
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