Sale a la luz una gran fosa común con 24 individuos que fallecieron a causa de las epidemias que asolaron la ciudad en el XVI. "Los esqueletos han aparecido amontonados unos sobre otros. Aquello tuvo que ser terrible, porque los cadáveres no siguen un ritual mortuorio, sin ninguna disposición previa, ni adoración y ajuar alguno, sino que aparecen mezclados unos con otros". Según los estudios antropológicos, las condiciones higiénicas eran absolutamente pésimas en los inicios del cristianismo en Málaga.
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