Un desconocido pagó la compra de fotos de sexo infantil con los número del documento bancario. A Simon Bunce le gustaba hacer compras por internet, hasta que un día de primavera, hace cuatro años, la policía de Hampshire (Reino Unido) llamó a su puerta. Los agentes le detuvieron, le interrogaron y le acusaron de pederastia por haber accedido con su tarjeta de crédito a una web de pornografía infantil. De nada sirvió que clamara por su inocencia. (...) El acusado sabía que la policía no encontraría nada, pero su mundo se hundió de golpe.
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