La familia de la anciana australiana la denunció por dilapidar la herencia que correspondía a hijos y nietos. Ella era la albacea de la herencia y vendió en secreto diversas propiedades para conseguir dinero en metálico con el que mantener su nivel de juego. Los tres hijos han presentado 299 cargos de apropiación indebida por una cantidad de 523.000 dólares australianos (unos 312.000 euros).
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