Un mejor acceso a la educación superior y el empleo junto con el aborto libre y la anticoncepción y las políticas familiares favorecieron un rol menos tradicional en las mujeres de la Alemania Oriental, que les hacía tomar la iniciativa y alcanzar el orgasmo con más frecuencia que sus contrapartes occidentales. Sin embargo cuando cayó el muro, los alemanes orientales se lanzaron en masa a las Sex Shops de la Alemania Occidental, para ver lo que occidente tenía que ofrecer y que el régimen había calificado como la decadencia burguesa. Esp en #2
"Sexo al fín" o "Placer sin fronteras", eran los reclamos en Alemania Occidental dirigidos a los alemanes orientales que se apiñaban en las tiendas de sexo occidentales después de la caída del Muro de Berlín hace 20 años.
"Fue una gran curiosidad nacida de la inocencia", recordó el experto Kurt Starke, de 70 años, un sociólogo y experto en sexo, de Leipzig, Alemania del Este. "Las parejas se fueron a sex-shops, a veces con la abuela con un niño de la mano. Queríamos descubrir todo lo que Occidente tenía que ofrecer".
En el marco del estado totalitario de la República Democrática Alemana (RDA), como la Alemania Oriental comunista era conocida, la pornografía y la prostitución eran graves tabúes.
"El comercio del sexo en Alemania Occidental fue considerado por el régimen como la decadencia burguesa," recuerda Strong.
Pero "la gente estaba loca por la pornografía, que se ha vendido sin parar", dice Wolfgang Foerster, 55 años, que vende videos X debajo del mostrador y empezó uno de los clubes de striptease en Dresde, Alemania del Este.
Dándose cuenta de ese nicho en el mercado, los empresarios occidentales llegaron en tan temprana fecha como 1990, cuando el país se unificó.
Caravanas de prostitutas se estacionaron en las afueras de las decrépitas ciudades del este, y un mercado oculto de sex shops abrió sus puertas, aunque sigue siendo incierto cuál es su situación jurídica.
"A las chicas les gustaban los chicos de Alemania oriental, ya que fueron de trato amable y tímido, pero acomplejados de los occidentales que creían que su dinero podía comprar todo", dijo Foerster, cuyo equipo estaba ubicado cerca de uno de los burdeles móviles. "Cuando se establecieron regulaciones, muchos cerraron y los pioneros desaparecieron. Muchos fueron aficionados que no habrían conseguido hacerlo en el Oeste"
Las empresas, con el gigante de Alemania Occidental Beate Uhse a la cabeza, se hicieron cargo del negocio del sexo. Pero una vez que la curiosidad por los vibradores, consoladores y otros juguetes sexuales había disminuido, la demanda oriental cayó.
La falta de dinero tuvo mucho que ver. La reunificación fue más difícil de lo que muchos esperaban y el desempleo en el este de los estados alemanes es aún mucho mayor que en el oeste.
Beate Uhse sigue consiguiendo la mayor parte de su dinero en los estados más prósperos del oeste de Alemania.
Pero con los años, una nostalgia por "el amor como lo era antes", ha aumentado en el este.
En aquel entonces, los hombres y las mujeres dependían de su propia imaginación ", dijo el escritor de Berlín, Jutta Resch-Treuwerth, de 67 años, que escribió una columna de corazones solitarios para los jóvenes de Oriente hace unos 20 años." Eso hizo que el sexo fuese menos estresante"
"En un estado rígido que quería controlarlo todo, los ciudadanos estaban más emancipados con respecto a su vida sexual, las mujeres en particular", agregó Strong.
Un mejor acceso a la educación superior y el empleo junto con el aborto libre y la anticoncepción y las políticas familiares favorecieron un rol menos tradicional en las mujeres de la Alemania Oriental.
Y en la cama las mujeres orientales tomaban más la iniciativa y alcanzaban el orgasmo con más frecuencia que sus contrapartes occidentales, al menos según las encuestas de entonces.
Strong dijo que: "Las mujeres orientales no hablan de su orgasmo durante horas, solo se dejan ir".
Pues yo me quedo con el sexo de la RDA: "un rol menos tradicional en las mujeres de la Alemania Oriental, les hacía tomar la iniciativa y alcanzar el orgasmo con más frecuencia que sus contrapartes occidentales".
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Traducción:
"Sexo al fín" o "Placer sin fronteras", eran los reclamos en Alemania Occidental dirigidos a los alemanes orientales que se apiñaban en las tiendas de sexo occidentales después de la caída del Muro de Berlín hace 20 años.
"Fue una gran curiosidad nacida de la inocencia", recordó el experto Kurt Starke, de 70 años, un sociólogo y experto en sexo, de Leipzig, Alemania del Este. "Las parejas se fueron a sex-shops, a veces con la abuela con un niño de la mano. Queríamos descubrir todo lo que Occidente tenía que ofrecer".
En el marco del estado totalitario de la República Democrática Alemana (RDA), como la Alemania Oriental comunista era conocida, la pornografía y la prostitución eran graves tabúes.
"El comercio del sexo en Alemania Occidental fue considerado por el régimen como la decadencia burguesa," recuerda Strong.
Pero "la gente estaba loca por la pornografía, que se ha vendido sin parar", dice Wolfgang Foerster, 55 años, que vende videos X debajo del mostrador y empezó uno de los clubes de striptease en Dresde, Alemania del Este.
Dándose cuenta de ese nicho en el mercado, los empresarios occidentales llegaron en tan temprana fecha como 1990, cuando el país se unificó.
Caravanas de prostitutas se estacionaron en las afueras de las decrépitas ciudades del este, y un mercado oculto de sex shops abrió sus puertas, aunque sigue siendo incierto cuál es su situación jurídica.
"A las chicas les gustaban los chicos de Alemania oriental, ya que fueron de trato amable y tímido, pero acomplejados de los occidentales que creían que su dinero podía comprar todo", dijo Foerster, cuyo equipo estaba ubicado cerca de uno de los burdeles móviles. "Cuando se establecieron regulaciones, muchos cerraron y los pioneros desaparecieron. Muchos fueron aficionados que no habrían conseguido hacerlo en el Oeste"
Las empresas, con el gigante de Alemania Occidental Beate Uhse a la cabeza, se hicieron cargo del negocio del sexo. Pero una vez que la curiosidad por los vibradores, consoladores y otros juguetes sexuales había disminuido, la demanda oriental cayó.
La falta de dinero tuvo mucho que ver. La reunificación fue más difícil de lo que muchos esperaban y el desempleo en el este de los estados alemanes es aún mucho mayor que en el oeste.
Beate Uhse sigue consiguiendo la mayor parte de su dinero en los estados más prósperos del oeste de Alemania.
Pero con los años, una nostalgia por "el amor como lo era antes", ha aumentado en el este.
En aquel entonces, los hombres y las mujeres dependían de su propia imaginación ", dijo el escritor de Berlín, Jutta Resch-Treuwerth, de 67 años, que escribió una columna de corazones solitarios para los jóvenes de Oriente hace unos 20 años." Eso hizo que el sexo fuese menos estresante"
"En un estado rígido que quería controlarlo todo, los ciudadanos estaban más emancipados con respecto a su vida sexual, las mujeres en particular", agregó Strong.
Un mejor acceso a la educación superior y el empleo junto con el aborto libre y la anticoncepción y las políticas familiares favorecieron un rol menos tradicional en las mujeres de la Alemania Oriental.
Y en la cama las mujeres orientales tomaban más la iniciativa y alcanzaban el orgasmo con más frecuencia que sus contrapartes occidentales, al menos según las encuestas de entonces.
Strong dijo que: "Las mujeres orientales no hablan de su orgasmo durante horas, solo se dejan ir".
Pues yo me quedo con el sexo de la RDA: "un rol menos tradicional en las mujeres de la Alemania Oriental, les hacía tomar la iniciativa y alcanzar el orgasmo con más frecuencia que sus contrapartes occidentales".
Cuando lo descubrieron se les puso como un canto...