Alberto Núñez Feijóo mantiene el pulso a Carles Puigdemont y, por el momento, le tuerce la mano. Primero, el líder popular le lanzó un guiño a la formación independentista, ofreciéndole una salida en forma de moción de censura en plena escalada de escándalos de corrupción en el Gobierno que sostienen los catalanes. Una vez que estos se lo devolvieron, subiendo su apuesta, el PP se impuso aclarando que no irán a Waterloo a reunirse con un prófugo de la justicia. Y los intercambios no quedaron aquí.