Cada 12 de octubre se repite la liturgia como si fuera la semana fantástica de patria y la inevitable invocación a una hispanidad que se quiere eterna, aunque huela a cilicio y semen retenido. En Burriana, por ejemplo, la alianza bifachita ha decidido organizar dentro de unos días una jornada con el lema «Hispanidad: de la gran obra a los grandes retos», que ya suena a congreso de cambiar la loza del baño pero sin el encanto de cambiar la loza del baño.
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elpais.com/elpais/2018/01/26/ciencia/1516965692_948158.html
¿Por qué no cambiamos de opinión aunque nos demuestren que estamos equivocados?
Da en el clavo especialmente éste párrafo:
Y si en los años treinta el fascismo prometía imperios y estéticas monumentales, en el siglo XXI lo que ofrece es un paquete turístico de mitologías baratas donde se enarbola la cruzada contra la «islamización» mientras se acepta con entusiasmo la cesión del espacio público al turismo de masas o a la especulación inmobiliaria. Esa es la farsa.
Esa es la farsa. Cuanto más agitan la bandera, más barato venden tu país.