Basta con recorrer una línea recta que une La Torre, Alfafar, Benetússer, Massanassa, Catarroja y Albal para seguir el rastro de la riada. Es un trayecto de aproximadamente cinco kilómetros que puede hacerse sin abandonar la misma calle, que cambia de nombre al cruzar cada término municipal, pero conserva las mismas heridas. En esa sucesión de viviendas, comercios, aceras, talleres y bajos, aún se pueden leer las cicatrices que dejó la dana del 29 de octubre de 2024, de la que ahora se cumple un año.
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etiquetas: dana , cicatrices , alfafar , catarroja , bentússer , riada , valencia
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Fin del problema.