Desde el año 2000, y con mayor claridad desde 2020, el hemisferio norte del planeta está absorbiendo más radiación solar de la que emite, en contraste con el hemisferio sur, que mantiene una tendencia más estable. Esta ruptura en la simetría de albedo (la capacidad de la superficie terrestre para reflejar la luz solar) podría tener implicaciones de largo alcance para el sistema climático global. Esto implica un cambio climático global más profundo y también anticipa alteraciones regionales con impacto directo en millones de vidas humanas.