Primera paradoja: la persona que más ha hecho por desmitificar los superpoderes tiene todo el aspecto de poseerlos. Para empezar, unos ojos verdes de los que da la impresión que van a salir rayos láser. Luego, ese rostro atrincherado entre una larguísima barba cenicienta y una no menos frondosa melena a juego que le confieren un aire a Zeus. Y para terminar, unas manos cubiertas de anillos, listas para lanzar sortilegios desde las puntas de los dedos.  
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