Desde que fue internada en el hospital José Ignacio Baldó, del barrio El Algodonal de Caracas, Reina Nieves ha estado dos veces a las puertas del quirófano: hace 15 días se suspendió su intervención de cirugía por la ausencia de un anestesista; y hace una semana, porque no había electrodos para controlarle el ritmo cardiaco. A veces, tampoco hay jeringuillas. Tampoco hay agua. Ni electricidad. "Una de estas noches la enfermera tuvo que alumbrarse con la luz del móvil para poder ponerle el tratamiento", cuenta el hijo de Reina.
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