Una nueva investigación indica que los niños nacidos al finalizar el verano o al comenzar el otoño son ligeramente más altos y tienen mayor masa ósea que los nacidos durante el invierno o la primavera. Todos los niños que fueron investigados en este estudio nacieron durante los años 1991 y 1992. Los investigadores estudiaron los datos meteorológicos de esos años para determinar con la mayor precisión posible el grado más probable de exposición de las madres a los rayos solares durante los tres últimos meses del embarazo.
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