Al igual que ocurrió con su predecesor José Luis Rodríguez Zapatero, el nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ya cuenta con sus primeros problemas de imagen en Europa. De momento no es comparable a los patinazos de ZP, ya supervisor de nubes, pero debería ir con cuidado. El adoquinado de Bruselas es resbaladizo. El detonante ha sido el anuncio de hoy del Gobierno de que el objetivo de déficit de España para 2012 será del 5,8%, en lugar del 4,4% al que Rajoy se estuvo comprometiendo hasta un minuto antes.
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