Los científicos descubrieron que la placenta utiliza un sistema de camuflaje similar al que usan ciertos parásitos, como los gusanos, para evitar ser rechazados por el huésped en el que habitan. Afirman que, si se pudiese llegar a reproducir este método de camuflaje para evitar el rechazo inmunológico, se podrían curar enfermedades como la artritis.
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