Lo que prometía ser un cierre soñado de sus vacaciones en Tenerife terminó en humillación para Ann-Marie Murray y su pareja al fallar el pago de 8€ con su tarjeta por unas Pringles, agua y una coca-cola en un vuelo a Bristol, y sin efectivo, jamás imaginaron que acabarían escoltados por la policía, humillados delante del resto de pasajeros. “El bochorno fue indescriptible”, relató. “Pararon la salida los pasajeros solo para que nos escoltaran como si hubiéramos cometido un delito". “Aplicamos una política de cero tolerancia" dice Ryanair
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Incluso otras personas a bordo intervinieron en defensa de la pareja, asegurando que el problema era del sistema de pago, no de ellos. “Una azafata llegó a ofrecerse a pagar ella misma y que luego le devolviéramos el dinero, pero ya no teníamos euros”, explicó Ann-Marie. Aun así, la acusación de comportamiento “disruptivo” prevaleció.
Todo muy raro, juraría que falta información importante, hasta una azafata se ofreció a pagar
"El infortunio no terminó al tocar suelo británico. Ya en el aparcamiento del Bristol Airport, lo que parecía el final de una mala experiencia empeoró: su coche había sido dañado gravemente mientras estaban de vacaciones. El parachoques delantero estaba completamente roto y el vehículo resultaba inservible.
“Nos subimos y escuchamos un ruido horrible. Al bajarnos, vimos que el frontal del coche estaba destrozado”,"
Versiones muy dispares, algo intermedio podría ser que no le funcionara la tarjeta, los de Ryanair le dijeron que devolviera los productos, y ellos los abrieron y se los comieron diciendo que ya los pagarían después.